La miembro titular de la Junta Central Electoral (JCE), Dolores Altagracia Fernández Sánchez, en el marco del 65 aniversario del asesinato de las hermanas Mirabal y Rufino de la Cruz durante el régimen trujillista, y quien tuvo a su cargo el discurso central en el acostumbrado acto que se realiza en el Museo Hermanas Mirabal, calificó a las hermanas como un símbolo inmortal de la lucha por la libertad y la justicia.
Al exponer su conferencia titulada “El pensamiento político de las hermanas Mirabal y la construcción de la ciudadanía en la República Dominicana”, afirmó que el pensamiento y la acción de estos mártires trascienden la historia de la tiranía trujillista para insertarse en una reflexión más profunda sobre la construcción de la ciudadanía, los derechos humanos y la emancipación femenina en América Latina.
Fernández Sánchez invitó a los presentes a una reflexión sobre el pensamiento político de las Mirabal, destacando que sería un crimen histórico no reconocer su contribución a la construcción de ciudadanía en libertad.
Entregó actas reconstruidas al Museo Hermanas Mirabal
Para enfatizar la identidad de las Mirabal, durante su discurso, la miembro titular de la JCE mostró documentos probatorios ante el Estado y la sociedad, entre estos las actas reconstruidas de las hermanas y al finalizar la actividad fueron entregadas a Minou Tavarez Mirabal para el museo.
Fernández conectó el sacrificio de las Mirabal con la lucha internacional contra la violencia de género, recordando que en el primer encuentro de mujeres feministas en Bogotá, en 1981, se propuso el 25 de noviembre como fecha para la eliminación de la violencia contra la mujer.
Recordó que posteriormente, en 1997, la dominicana Cristina Aguiar presentó la iniciativa en la Tercera Convención de las Naciones Unidas, y en 1999 la ONU declaró oficialmente el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que ya no pertenece solo a Salcedo, sino al mundo.
Consideran a Minerva como una estratega política
Fernández Sánchez hizo hincapié en el papel político de las hermanas Mirabal, particularmente Minerva, a quien diversos escritores consideran una estratega política clave del Movimiento 14 de junio, convirtiéndolas en una amenaza para el régimen.
Señaló que su ideario, nacional, democrático y antiimperialista, se complementó con una formación humanista, cultivando el amor por su pueblo y la defensa de los mejores intereses de la patria.
Expresó que el compromiso de las hermanas no fue impulsivo, sino una respuesta ética y consciente al despojo de la libertad en el contexto de la dictadura de Trujillo, donde la ciudadanía se reducía a la obediencia.
Fernández importantizó la influencia determinante de dos grandes personalidades en la formación de las Mirabal: Salomé Ureña y Eugenio María de Hostos.
“De Salomé Ureña heredaron la convicción de que la mujer debe ser protagonista de la historia, no una simple espectadora. De Hostos, Minerva asumió tres principios fundamentales: la educación como base de la libertad, la moral como fundamento del progreso, y la participación ciudadana como deber ético, concibiendo la educación como una forma de resistencia contra la tiranía”, recordó.
Fernández dijo que el pensamiento político de las Mirabal se estructuró en tres ejes: Educación Crítica, Emancipación Femenina y Compromiso Ético y Social.




