Por: Alexander Valenzuela
Alimentada por las redes sociales una parte de la sociedad, de ahora que casi termina el 2025, se mueve con unos referentes de mentiras, tan convencido estoy que me atrevo a asegurar que quienes muestran “su vida en redes sociales” son incapaces de mostrar su real vida; donde nadie más los observa, donde no hay ni luces ni micrófonos, donde no hay cámaras o donde no hay un celular.
Una fuerza rodeada de la oscuridad descubrió el veneno de las redes sociales, lo que muchos saben pero no lo dicen, alguien descubrió como obrar ante los más abundantes y carentes cerebros que habitan en el universo.
La preocupante distracción de la juventud.
Por años he estudiado el comportamiento de la juventud, me apasiona el tema, lo he trabajado vinculado a lo social, cultural, político, económico y religioso. El cambio es significativo y altamente preocupante. Esta última precisión en comparación con el comportamiento de la juventud de los años 60, 70, 80 y 90, para no apartarnos del conocimiento general de los hechos relevantes y recientes de nuestra historia.
Con frecuencia me rodeo de personas jóvenes movidos por intereses muy diversos.
Sin embargo, últimamente siento un elemento común entre una inmensa mayoría; su indiferencia por lo que ocurre en el mundo, en el país y su entorno.
Me sorprende el marcado interés por el dinero rápido y fácil, algunos dirán que no entiendo el mercado actual y es posible que desconozca algunas cosas, pero, lo que no podrá cambiar ni hoy ni nunca es que el conocimiento (estudiar), la disciplina, el respeto, el trabajo y el compromiso social prevalecen en el tiempo.
La sociedad de lo fácil no puede prevalecer, y algo muy preocupante es el respaldo por parte de quienes están para orientar y guiar a las presentes y futuras generaciones. A los gobiernos ya les importa poco lo que ocurre con la juventud; están más concentrados en popularidad y el miedo al poder de las redes sociales y quiere operan detrás de ellas.
La distracción social que aparta a los jóvenes de lo que realmente debe ocuparles y preocuparles favorece a los gobiernes, porque le quita presión; los mantiene embullados, cual inútil sin dirección.
Aquí en nuestro país miles de estudiantes están abandonando las aulas, empresas cierran sus puertas, emprendedores ven sus sueños desvanecer, hogares padecen las mil necesidades, el hambre asalta y la incertidumbre mata. La situación económica está en un punto de quiebre y uno de los segmentos más afectados es la juventud. Mientras esto ocurre la distracción social de impone.
Estudio, productividad e incentivo a buscar dinero como sea.
Más que un análisis es una preocupación, saber cómo se ve afectada la capacidad de nuestros jóvenes en la etapa de educación básica, media, técnica o superior. Alguien debe determinar cómo la distracción de los contenidos de las redes sociales bajan la productividad, afectan al desarrollo de nuestros jóvenes y los conducen a la búsqueda del dinero fácil “hasta para poner internet a sus dispositivos”. En en el más simple de los casos me atrevo a asegurar.
Recientemente, de los comercios que he visitado es raro donde no están distraídos con la transmisión de un contenido por redes sociales, o comentando lo que ha pasado con esta transmisión, escucho con frecuencia a la hora que consumen ese contenido transmitido las 24 horas, y me pregunto, ¿qué está haciendo una parte importante de nuestra juventud con su vida?
¿Estará el gobierno consciente de lo que representa el apoyo a esos contenidos?
¿Tendrá el gobierno los indicadores del impacto social, económico y en lo que degenerará esto en nuestra juventud?
Esta es una batalla difícil de lograr, pero fácil de saber quiénes son los enemigos, conciencia sobre quien podamos orientar para determinar cuál es el contenido que agregaría valor a nuestras vidas.
No es ir contra natura, es saber hacia donde nos conducen silenciosamente en la carreta de los me gusta y las visitas.




