Por ALBERTO QUEZADA
No sé hasta qué punto los gobiernos dominicanos de los últimos años han perdido la sensibilidad y el respeto por la dignidad de las personas, cuando en pleno siglo XXI los presos de las cárceles de la República Dominicana continúan viviendo en condiciones profundamente deplorables.
Lean esto, para que tengan una idea de la crudeza de esta verdad aterradora. El 70 % de presos o privados de libertad como se dice ahora, están en prisión preventiva y a la mitad ya se le cumplió el plazo, según Defensoría Pública.
Vuelvo con el tema, reitero, el 70 % de los presos de las cárceles de República Dominicana están tras las rejas bajo prisión preventiva, y de estos el 50 % ya cumplió con el plazo de dicha medida de coerción, reveló ayer la Oficina Nacional de Defensa Pública.
Rodolfo Valentín Santos, director de la entidad, sostuvo que una de las principales causas de ese problema es la no aplicabilidad de la norma o del Código Procesal Penal en cuanto al cese de la prisión preventiva.
Hacen unas semanas, la Oficina Nacional de Defensa Pública dio a conocer un informe en el que indica que, en República Dominicana, en las 22 cárceles del nuevo modelo y en los 19 centros de privación de libertad del modelo tradicional, hay una población interna de 25,711 reos, pese a que la capacidad es para tan solo 15,643.
Los datos contenidos en el Informe de las Condiciones de Detención y de Prisión 2022 establecen que la tasa de hacinamiento supera el 64 %.
He visitado varias veces y en años diferentes esos recintos carcelarios para percatarme de su evolución y que va, el resultado ha sido la decepción; las cosas allí son peores, esos espacios son un infierno.
Como es posible que allí, independientemente de que sean criminales, asesinos, ladrones, narcotraficantes, violadores y estafadores, los que estén purgando sus penas no haya la más mínima compasión para cambiar ese estado de cosas.
Es verdad que son infractores de la Ley, delincuentes que han perdido a consecuencia de esa infracción sus derechos civiles y políticos, pero señores, son seres humanos que no merecen vivir en esas condiciones.
Mi grito no va en la dirección de pedir o exigir a la actual gestión gubernamental o a la Procuraduría General de la Republica que cambien de un día para otro la situación en las cárceles del país, no, no es eso; lo que si sugiero con todo respeto es que se fije la mirada hacia esos privados de libertad.
No es posible que 25 mil de las 85 cárceles sigan viviendo entre enfermedades psiquiátricas, discriminación, abusos, droga, homosexualidad, tuberculosis, violencia, extorsión, mafias internas y bajo el régimen de la “Ley del más fuerte” y las autoridades no perciban eso. ¡Son seres humanos por Dios!.