En Argentina, un estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires mostró que casi el 76% de la población reconoce tener alguna alteración del sueño, y más de un tercio refiere insomnio o despertares nocturnos. Estos números evidencian la necesidad de ofrecer alternativas no farmacológicas, seguras y accesibles, ya que si bien los fármacos pueden ser útiles, también conllevan efectos secundarios y riesgos de dependencia.
La búsqueda de un descanso reparador lleva a muchas personas a explorar distintas disciplinas y alternativas terapéuticas. En este escenario, el yoga y el mindfulness surgen como opciones validadas tanto por especialistas como por estudios científicos para favorecer la calidad del sueño.
Las investigaciones avanzan en torno al potencial de estas prácticas como vías seguras y no farmacológicas para mejorar el descanso nocturno.
De acuerdo con Carla Toscano, instructora de yoga, meditación, mindfulness y terapias holísticas, la práctica puede influir directamente en la calidad del descanso nocturno a través de diferentes mecanismos. “El yoga activa el sistema nervioso parasimpático, facilita la relajación del cuerpo y de la mente, mediante movimientos corporales combinados con la respiración consciente, reduciendo el estrés y la ansiedad, y mejorando la calma y la sensación de bienestar”, explicó en diálogo con Infobae.
FUENTE: Infobae